Hace unos días una mamá me preguntó que qué era lo más difícil para hacer homeschooling. Y antes de responder…
Hace unos días una mamá me preguntó que qué era lo más difícil para hacer homeschooling. Y antes de responder continuó diciendo: «Es que yo no me siento capaz»
La respuesta a la pregunta se la dio ella misma, lo más difícil es que no nos sentimos capaces, y es un poco duro, porque es afirmar que no nos sentimos capaces de ser mamá o papá.
Esta creencia que se tiene no responde solo al tema del homeschooling, es generalizada, he acompañado a familias durante varios años y lo más común es que un papá o mamá en cualquier contexto repita la frasecita «es que no me siento capaz» seguida de cualquier cosa.
El problema es de Empoderamiento. El empoderamiento tiene que ver con la confianza, el saberse capaz, el sentirse segura, el ser una persona en control de sí misma y que no depende de nadie, tiene que ver con la autonomía. También está relacionada con el saber contribuir, porque el poder que tenemos está al servicio y ese interés social nos hace más fuertes y nos alienta.
La problemática se ahonda porque esta falta de confianza en uno mismo como madre o como padre se ha transmitido también a los hijos.
Centrándonos solo en el tema educativo o académico, por ejemplo, que es a la final de lo que se preocupaba esta mamá, pensemos en cómo desde pequeños los niños, y más si fueron a la escuela, están acostumbrados a que se les diga qué hacer, cómo hacerlo, si está bien o está mal. Los padres están acostumbrados a que, en la escuela, el profe o la directora, les diga qué está bien o qué está mal, y qué estudiar y qué deben aprender. En la escuela un poco pasa lo mismo a los profesores nos dicen (lo digo porque fui profe varios años) qué enseñar, con qué recursos y cuándo hacerlo. Este exceso de control lo que hace es que perdamos la confianza en nosotros y nos volvamos dependientes.
Así hemos dejado de confiar en nuestros instintos, en nuestra propia Naturaleza, y en nuestros hijos también.
Como hijos nos ha vuelto inseguros, poco resilientes y dependientes. Entonces cuando en un ambiente de familia te preguntan ¿Qué te gusta? ¿Qué quieres aprender? Te sientes perdido, nunca se te había ocurrido pensarlo, siempre te daban pensando, te decían, el qué, cómo, cuándo, dónde.
Como papás y mamás desconfiamos de lo que pensamos y sentimos y estamos siempre en busca de la opinión de alguien más, de un experto. No me voy a cansar de repetirles que los mayores expertos en sus hijos son ustedes mismos, mamá y papá. Es cierto que no lo sabemos todo, es cierto que hay situaciones que nos sobrepasan, y por eso necesitamos formarnos y tener una red de apoyo, no es cosa de hacerlo solo.
La cosa es saberte capaz, dentro tuyo tienes todo lo que se necesita para criar y educar a tus hijos, cuando asumes conscientemente tu responsabilidad de ser educador de tus hijos como papá o mamá que eres y te sabes capaz, no vas a tener problema en pedir ayuda y tener la humildad y apertura de ser siempre un aprendiz y esto es lo que se necesita para emprender la aventura de educar en familia, pero es a la final lo mismo que necesitas para ser mamá o papá.
El educar en familia me ha empoderado como mamá, porque me ha empoderado como mujer. Al decidir no depender de lo que te dice una profe, una escuela, un currículo, me ha impulsado a ser creativa, a investigar por mi cuenta a confiar en mis instintos y confiar en mis hijos. Al decidir darles el tiempo y la presencia que mis hijos necesitan y merecen, porque eso del tiempo de calidad nunca me lo creí, los puedo conocer más y tener una relación más cercana. El enfrentarme a los retos del día a día, me ha ayudado a conocerme más a mí misma y a aceptarme según soy, con lo bueno y lo malo. Toda esta experiencia me ha hecho ver que no necesitamos ser perfectos ni tener hijos perfectos que eso no existe.
Aunque parezca contradictorio el saberme imperfecta, y entender que no debo tener todo bajo mi control, que no debo saberlo todo, que no debo demostrar nada, me ha liberado y aunque al inicio puede dar un poco de vértigo soltar esa seguridad falsa que te puede dar la dependencia, al final te empodera y te ayuda a confiar en ti y en tus hijos y eso les alienta a ellos y los empodera también…y empieza un círculo virtuoso de aliento, que es la base de la educación.
Fabiola Narváez