Es posible que en un primer momento te parezca que la obediencia es una característica deseable en los hijos. Es posible que antaño haya sido así, pero…
Es posible que en un primer momento te parezca que la obediencia es una característica deseable en los hijos. Es posible que antaño haya sido así, pero en mi opinión ya no.
Yo no quiero hijos obedientes. Yo espero que sepan poner límites o decir NO cuando algo va en contra de sus principio y valores o no es respetuoso. No quiero que se dejen llevar por lo que dice la mayoría, o lo «políticamente correcto» quiero que sean auténticos, que sean críticos, fieles a sí mismos.
Claro que suena tentador en estos años tener una hija o hijo que te haga caso sin chistar, que no reclame ante tus pedidos y sea «un buena chica». Pero en cambio, cuando me los imagino ahora, en sus años de adolescencia haciendo lo que sus amigos dicen, dejándose llevar por lo que dice la mayoría, o los imagino en su vida adulta con otros ejerciendo el poder sobre ellos, sea un jefe autoritario o una pareja abusiva, la cosa cambia.
Ahora me dirás, «pero está bien que obedezcan, hay cosas que no se pueden negociar» Es cierto, en la vida existen normas o reglas que nos han llegado arbitrariamente: Como las normas de tránsito por ejemplo, o el pago de impuestos; o en casa podemos tener normas como que todos ayudamos a limpiar o la hora de acostarse. No estoy diciendo que hay que ser permisivos y dejar que los hijos se rebelen ante estas normas en casa y luego ante las de la sociedad y hagan «lo que les de la gana». Lo que digo es que debemos enseñarles con el ejemplo y en el día a día, que es importante cooperar, que aprendan a pensar no solo en sí mismos sino en los demás, que se sientan parte de una comunidad y que colaboren para el bien de todos. Las normas en casa que pone mamá y papá o las normas en una sociedad, buscan es eso. Yo quiero que mis hijos cumplan estas normas no por miedo a la multa, o al castigo, sino porque saben que al cumplirlas están contribuyendo al bien de todos: en el hogar y luego en la sociedad.
No, no , yo no quiero que mis hijos sean obedientes. Lo que yo busco es que mis hijos aprendan a cooperar. La cooperación está relacionada con la responsabilidad, con desarrollar habilidades de trabajo en equipo, de resolución de problemas, de solidaridad. La cooperación está basada en el respeto mutuo, no en el ejercer el poder o el control frente a otro.
Como mamá yo busco hijos autónomos y responsables y para ello lo que necesitan es ejercer un control interno. Los métodos que buscan la obediencia lo hacen a través de un control externo: como los premios y castigos, estos no son realmente educativos, no les ayudan a discernir por sí mismos, no le ayudan a desarrollar las habilidades y características de vida que yo espero par a ellos.
Puede ser que «obedezcan» mientras mamá los mira, mientras pasan junto al policía, pero ¿y si nadie los ve? Yo espero que mis hijos hagan lo correcto, sea que alguien los ve o si nadie los está viendo.
Las herramientas de DP: como las preguntas de curiosidad, el lograr acuerdos y hacer seguimiento consecuente, el Tiempo Fuera positivo, el involucrarlos en las labores del hogar, las Reuniones familiares, ayudan a los hijos a desarrollar habilidades y a cooperar que sí es lo que buscamos.
Finalmente quiero recordar que mi rol es ser mamá, por tanto soy educadora, no soy una «policía» atenta a encontrar al hijo haciendo algo malo para llamarle la atención o algo bueno para premiarlo. Para lograr la cooperación que busco, lo primero será fortalecer esa conexión con ellos que se logra a través de la cercanía y la confianza, así que ese es mi primer paso: Confiar en ellos y en mí misma.
Fabiola Narváez