El “mamá (o papá) me aburro” es una frase a la que muchos padres le tienen terror. Porque si tu princesa o tu campeón está aburrido significa que algo tendrás que idearte para que el pobre no la pase mal. ¿Pero…
El “mamá (o papá) me aburro” es una frase a la que muchos padres le tienen terror. Porque si tu princesa o tu campeón está aburrido significa que algo tendrás que idearte para que el pobre no la pase mal. ¿Pero de donde sacamos esa idea? ¿Quién nos dijo que el rol de los padres es divertir a nuestros hijos? ¿Quién nos vendió la idea de que debemos mantenerlos tan ocupados que no tengan tiempo de sentir aburrimiento? ¿En fin, quién nos dijo que aburrirse es malo?
Sentir aburrimiento es parte de la vida y es una parte muy saludable y productiva. Es en momentos de aburrimiento cuando han surgido grandes ideas y grandes soluciones a problemas. Si nuestros hijos nunca se aburren, no van a tener la oportunidad de desarrollar su creatividad, su imaginación y su músculo de la frustración y resiliencia, tan importantes hoy en día.
Muchos de nosotros nos sentimos culpables cuando nuestros hijos se sienten aburridos porque creemos que no estamos cumpliendo con nuestro rol, pero recuerda que tu rol es ser mamá, es ser papá, por tanto tu rol es educar a tus hijos, no hacer que estén contentos todo el tiempo, ni mantenerlos ocupados.
En esta época loca que nos ha tocado vivir, vemos cómo desde apenas meses de nacidos los papás y mamás inscriben a sus hijos en cursos de estimulación, les ponen a ver vídeos de “Baby Mozart” o “Baby Einstein” y natación, cuando son más grandecitos ya están en cursos de fútbol, de arte y de idiomas, y no digo que todo esto en esencia sea malo, pero les llenamos de tantas actividades que no les damos tiempo de simplemente ser, de sentir y vivir el mundo tal cual es. Resulta que luego los hijos no saben lo que es solo estar, lo que es ser, necesitan ese estímulo continuo de cualquier tipo porque nunca ha vivido otra cosa. Las pantallas aquí juegan un papel muy grande porque del mismo modo, desde muy pequeñitos exponemos a nuestros hijos a los teléfonos y tabletas, “para entretenerlos”, decimos, “es educativo” nos convencemos y no nos damos cuenta que en lugar de ayudar a su desarrollo pleno les estamos limitando. Los niños necesitan aburrirse, necesitan aprender a regularse por sí mismos y a descubrir formas de entretenerse, ellos mismos.
Ahora, esto no significa que no debamos hacer nada y simplemente dejarlo así, eso sería negligencia. Lo que tenemos que hacer es ser conscientes de esta situación, y educar con propósito. Podemos crear ambientes provocadores, como decía Loris Malaguzzi, y como lo han propuesto varios pedagogos y pensadores. En esta línea podemos tener en casa siempre disponibles materiales para que creen y jueguen: libros, rompecabezas, bloques de construcción, tener un pequeño Atelier de arte, o como un rincón de disfraces. Estos recursos no solo que ayudarán a que los hijos “resuelvan” su aburrimiento sin necesidad de que tú intervengas, sino que les ayudará a desarrollar todas esas habilidades de las que hablábamos: la creatividad y la imaginación, aprenderán a resolver problemas, a enfocarse en soluciones, a tener paciencia, a autoregularse, a ser resilientes.
Entonces la próxima vez que escuches de la boca de tu hijita “mamá estoy aburrida” alégrate, significa que está creciendo y que es una gran oportunidad para que ella desarrolle muchas habilidades. No corras al rescate, dándole ideas de lo que puede hacer, en su lugar sonríe y pregunta “¿Qué ideas se te ocurren? Si te responde con un típico “no sé” solo dile “confío en que algo se te ocurrirá”, dale un abrazo de empatía y sigue con lo tuyo. Te aseguro que tu hija sobrevivirá.
Fabiola Narváez